Considero importante hacer un
breve repaso de algunos líderes que, a través de su valor y acción,
emprendieron transformaciones en sus pueblos o países. A lo largo de la historia las
protestas y manifestaciones han sido motores de cambio y factores esenciales
que contribuyeron a la promoción de los derechos humanos.
En todas las regiones del mundo y
épocas de la historia, líderes y activistas han liderado e inspirado
movimientos de protesta que prepararon el terreno para los logros conseguidos
en la esfera de los derechos humanos.
He realizado una minuciosa
selección de algunos líderes sociales y políticos. De antemano sé que podrían
faltar algunos, pero aquí sólo daré unas pinceladas de su rebeldía,
que cambió no únicamente su vida, sino también el destino de su país: Emiliano Zapata,
Francisco Madero, Mahatma Gandhi, Martin Luther King, Nelson Mandela, Lech Walesa,
Inácio Lula da Silva y José Mujica.
Comienzo con Gandhi, en
razón de que esta misma semana, el 30 de enero, cumple 68 años de fallecido.
GANDHI: EL REBELDE PACIFISTA
Mohandas Karamchand Gandhi fue un abogado, político y
pensador indio de los siglos XIX y XX. Nació el 2 de octubre de 1869 en
Porbandar, distrito de Gujarat, Kathiawar, una pequeña ciudad costera al oeste
de la India.
Cuando tenía 18 años se mudó a
Londres para estudiar derecho en el University College. Una vez terminada la
carrera, volvió a la India, de donde, como representante legal de una empresa,
se trasladó a Sudáfrica, sin saber que permanecería ahí 21 años. En ese país
vivió en carne propia la discriminación racial, ya que un uno de sus viajes en
tren de Durban a Pretoria fue expulsado de un vagón de clase superior en la que
no tenía derecho a viajar por ser nativo de un territorio colonizado. "En
opinión de Arun Gandhi, nieto de Mohandas y activista político por la paz y los
derechos humanos, ´aquella humillación fue lo que realmente despertó en él el
deseo de cambiar las cosas, y pasó toda la noche sentado en el andén pensando
cómo podría hacer justicia´.”
Participó junto con los
británicos como camillero en la guerra de los bóers, que enfrentó a las
autoridades coloniales británicas con los descendientes de los antiguos colonos
holandeses entre 1899 y 1902, y también en la rebelión de los zulúes de 1906,
que fue cruelmente reprimida por los británicos.
En 1907 las autoridades inglesas
aprobaron una ley que obligaba a todos los inmigrantes indios a registrarse con
sus huellas dactilares y que facultaba a la policía a registrar sus casas para
asegurar el cumplimiento de la ley. En esta ocasión, Gandhi puso en marcha por
primera vez el satyagraha
(literalmente en sánscrito, "aferrar firmemente la verdad"). Con esta
palabra designó su doctrina de poner en práctica la desobediencia civil
combinada con la no violencia. "Puestas en práctica de forma colectiva,
daban como resultado una resistencia pasiva por parte de la población que
dejaba desarmadas a las autoridades: los desobedientes no delinquían,
sencillamente se dedicaban a no colaborar con las autoridades en aquellas
cuestiones que consideraban injustas o ilegítimas; si se reprimían
violentamente sus manifestaciones, como era frecuente, no oponían violencia a
la autoridad agresora, que quedaba deslegitimada ante la sociedad.”
A su regreso a la India ya era un
líder político popular y un ser profundamente religoso. En 1919 las autoridades
británicas aprobaron un paquete de medidas legales que, so pretexto de abortar
conspiraciones revolucionarias, perpetuaban la restricción de los derechos
civiles, frente a lo que Gandhi lanzó su primera campaña nacional de
resistencia pasiva, que incluyó un llamado a la huelga general y
manifestaciones masivas, mismas que fueron reprimidas a tiros por los ingleses
y en las que murieron 379 personas. Meses más tarde Gandhi escribió sobre el
inicio de la lucha por la independencia, lanzando un movimiento nacional de no
cooperación, por lo cual fue arrestado y juzgado en marzo de 1922. Condenado a
seis años de prisión, fue transformando la apatía de los indios en una
participación activa.
En 1930, el gobierno británico
aplicó un impuesto sobre la sal, lo que afectaba a la población más pobre, para
lo cual Gandhi organizó una peregrinación pacífica, que duró 24 días, animando
a los indios a fabricar y vender sal; la represión no se hizo esperar, y se
arrestó a más de 60 mil personas, incluyendo a Gandhi. Ante tales disturbios,
el virrey invitó a negociar a este último, negociaciones que se trasladaron a
Londres, a las que Gandhi ya llegó vestido con un paño que cubría su cintura y
una capa para protegerse del frío. Para entonces ya contaba con 62 años de edad
y siguió la lucha, que se cruzó con el estallido de la segunda guerra mundial
en 1939, cuando el virrey declaró a la India en guerra contra Japón. En 1942
reclamó la independencia, situación que de nueva cuenta lo llevó a la cárcel. Una
vez terminada la segunda guerra en 1945, la crisis económica dejó sin recursos
a Gran Bretaña para reconstruir el aparato imperial y se convocó a elecciones,
proclamándose la independencia de la India el 15 de abril de 1947.
Gandhi no sólo fue un ejemplo de
hombre comprometido con erradicar la injusticia y conseguir un mundo mejor,
sino que para conseguirlo desarrolló procedimientos radicalmente nuevos en la
historia de la humanidad. La no violencia, la no colaboración con las
autoridades y la resistencia pasiva a sus decisiones se mostraron más efectivas
que el más moderno de los tanques o el más eficiente de los aviones.
Dijo Gandhi:
No soy un visionario, pretendo
ser un idealista práctico. La religión de la no violencia no está destinada
meramente a los rishis y los santos, también está hecha para la gente común. La
no violencia es la ley de nuestra especie, como la violencia es la ley de las
bestias. En los animales, el espíritu yace dormido, de modo que no conocen otra
ley que la del poder físico. La dignidad del hombre requiere de la obediencia a
una ley más elevada: la fuerza del espíritu. Por ello, me aventuré a proponerle
a la India la antigua ley del autosacrificio. Porque el satyagraha y sus
derivados, la no-cooperación y la resistencia civil no son otra cosa que
nombres nuevos para la ley del sufrimiento. Los rishis que descubrieron la ley
de la no-violencia en el centro de la violencia fueron genios más grandes que
Newton y guerreros más grandes que Wellington. Conociendo la fuerza de las
armas, se dieron cuenta de que su salvación se encuentra no en la violencia,
sino en la no-violencia.
El 30 de enero de 1948, a la edad
de 78 años, fue asesinado por Nathuram Godse.
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