De entre los grandes líderes globales que emprendieron transformaciones en sus pueblos o países, la historia cuenta con al menos dos grandes mexicanos; dos personajes de la Revolución que encuadran perfectamente en nuestra aventura rebelde, en pos del Poder Ciudadano.
El primero de ellos es FRANCISCO I. MADERO, quien nació en Parras, Coahuila, en 1873, luchó contra Porfirio Díaz y por la no reelección en la campaña presidencial de 1910 y fue acusado y encarcelado por incitar a una rebelión contra la supuesta victoria de Díaz. Puesto en libertad, huyó a Texas, para reiniciar las hostilidades contra el dictador en el marco del Plan de San Luis.
El llamado de Francisco Ignacio
Madero en el Plan de San Luis a levantarse en armas el 20 de noviembre de 1910,
a las seis de la tarde, como protesta por la violación a la voluntad ciudadana
en las elecciones presidenciales, fue minimizado por la opinión pública, ya que
apenas hubo algunos brotes aislados. Sin embargo, mes a mes aumentaban los
levantamientos, principalmente en los estados del norte del país. Para el mes
de abril ya eran muchos los focos encendidos. Pueblos y ciudades pequeñas
sucumbían ante el ataque de los rebeldes, que voluntariamente había tomado las
armas.
Madero tomó posesión como
presidente el 6 de noviembre de 1911, pero en 1913 Victoriano Huerta ordenó su
prisión y lo obligó a renunciar, para hacerlo asesinar días después junto con
el vicepresidente, José María Pino Suárez, cuando eran trasladados a la
penitenciaría de Lecumberri.
El segundo de estos grandes personajes es EMILIANO ZAPATA, quien
acaudilló:
[...] un movimiento independiente
en el estado de Morelos. Su lucha se fincaba fundamentalmente en la restitución
de las tierras comunales que les habían sido despojadas a los campesinos por el
abuso de la Ley de Terrenos Baldíos y que había destruido las comunidades. El
zapatismo representa un tipo de lucha distinto al que se observó en otras
partes de la República, ya que su fin consistía en restablecer la vida
comunitaria tradicional. Al ver que Madero no respondía con rapidez a sus
demandas, Zapata proclamó el Plan de Ayala, en el que, además de desconocer al
nuevo presidente, intensificaba su lucha agrarista.
El citado plan se proclamó en
noviembre de 1911 en Axutla, Puebla, y en él los zapatistas llamaban a las
armas para restituir la propiedad de la tierra a los campesinos que les había
sido arrebatada por los hacendados y terratenientes de la época de Porfirio
Díaz. Su lema fue "Reforma, libertad, justicia y ley.
Zapata comenzó la revolución
agrarista con siete hombres la noche del 10 de febrero de 1911, y pronto vio
engrosar sus filas. Este movimiento surgió a partir de lo que Zapata observaba
constantemente como las injusticias a su alrededor, lo que le hacía sentir la
necesidad de un cambio radical.
El brote de rebeldía que había
germinado años antes en su alma, ya había madurado, y fue así que convocó al
pueblo para incitarlo a que, por medio de la fuerza, tomara posesión de sus
tierras, y al efecto, él personalmente, ayudado por su hermano y otros vecinos,
empezó a repartir a cada uno un lote de tierra y los invitó a que lo
defendieran con arma en mano. El pueblo lo escuchó. Ése fue el primer intento
revolucionario por la liberación de la tierra en el estado de Morelos.
Estando en el ejército se dio
cabal cuenta de la necesidad y urgencia de un cambio (el cual antes, ya había
sido su inquietud) y sobre todo al ver el sufrimiento de los peones de su
estado, consideró indispensable que poseyeran un pedazo de tierra que labrar, y
desde ese instante ya no pudo borrarse de su mente la idea de repartir la
tierra equitativamente a todo aquel que la supiera producir.
Nacido en 1883 en el pequeño
pueblo de Anenecuilco, Morelos, Zapata es considerado uno de los líderes
militares y campesinos más relevantes de la Revolución, quien enarboló el lema
"La tierra es de quien la trabaja". Inspirados en esta idea, hoy
podríamos afirmar: "La política es de quien participa". ¿Qué
esperamos para participar? Como señala el periodista Ernesto Villanueva,
citando a Toynbee: "El mayor castigo para quienes no se interesan por la
política es que serán gobernados por personas que sí se interesan.”
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