lunes, 15 de febrero de 2016

MANDELA Y LUTHER KING, LÍDERES SOCIALES Y MENSAJEROS DE PAZ





Continuando con la remembranza histórica iniciada en la entrada anterior de este Blog, acerca de algunos líderes globales que emprendieron transformaciones en sus pueblos o países, considero idóneo referirme hoy a dos personajes que muestran gran similitud de causas y métodos de lucha ciudadana: Nelson Mandela y Martin Luther King.

NELSON MANDELA, ESTADISTA EXCEPCIONAL


Rolihlahla Mandela nació el 18 de julio de 1918 en la aldea de Mvezo (Cabo Oriental), a más de mil kilómetros de la capital de Sudáfrica, Johannesburgo. Mucho después de recibirse de abogado sus dotes de rebelde lo llevaron, a sus 46 años, a ser jefe del nuevo brazo militar del Consejo Nacional Africano (CNA), denominado Umkhonto we Sizwe (Lanza de la Nación), con el que, después de años de proclamar que la no violencia era un principio inamovible del CNA, encaminó a éste por el sendero de la rebelión armada, para tratar de abolir el régimen del apartheid que oprimía a los de su raza. Fue condenado a veintisiete años y medio de cárcel después de ser acusado de sabotaje y conspiración contra el Estado, delitos que en Sudáfrica se castigaban con la pena capital.

Señala uno de sus biógrafos, Richard Stengel:

Nelson Mandela tuvo muchos maestros en la vida, pero el más importante de todos fue la cárcel. La prisión de Robben Island, donde fue el prisionero 46664, le enseñó el dominio de sí mismo, disciplina y concentración —las cosas que él considera esenciales en un líder— y le enseñó cómo convertirse en un ser humano completo.

El propio Mandela escribió al respecto de la cárcel:

"La celda es un lugar idóneo para conocerte a ti mismo, para indagar con realismo y asiduidad cómo funcionan tu propia mente y tus sentimientos. Al juzgar nuestra evolución como personas, solemos centrarnos en factores externos como la posición social, la influencia y la popularidad propias, la riqueza y la formación. Los factores internos pueden ser aún más cruciales a la hora de evaluar el desarrollo como seres humanos. La honradez, la sinceridad, la sencillez, la humildad, la generosidad sin esperar nada a cambio, la falta de vanidad, la buena disposición a ayudar al prójimo (cualidades muy al alcance de todo ser) son la base de la vida espiritual de una persona. [...] Al menos, aunque sólo sirva para eso, la celda te da la oportunidad de analizar a diario toda tu conducta, de superar lo malo y de potenciar lo bueno que hay en ti."

Mandela sugiere una línea efectiva de acción llamada "liderar desde atrás". Dice que un buen líder no expresa pomposamente su opinión y ordena a los demás que le sigan. Él escucha, recapitula y luego busca moldear la opinión y guiar a la gente hacia una acción determinada, como el muchacho que conduce el ganado desde atrás. Para Mandela, esa forma de dirigir está en la mejor tradición africana de liderazgo. Él ve a Occidente como el baluarte de la ambición personal, donde la gente lucha por tener éxito y superar a los demás. La idea renacentista del individualismo nunca caló en África como lo hizo en Europa y Estados Unidos. El modelo africano de liderazgo tiene su mejor expresión en el término ubuntu (hermandad), que transmite la idea de que nos conferimos poderes los unos a los otros, de que damos lo mejor de nosotros mismos a través de la desinteresada interacción con los demás.

El movimiento contra el apartheid seguía creciendo y Mandela continuaba preso; sabía que el CNA no iba derrocar el gobierno y que el camino era la negociación, así que desde la cárcel empezó a conversar a través de cartas con el gobierno. Finalmente, cuando salió de la cárcel dejó a un lado todos los debates teóricos. Pronto se dio cuenta de que el socialismo minaría su anhelo de democracia y armonía racial, y de que el tribalismo podía serle útil. Hizo las paces con los jefes capitalistas blancos e hizo las paces con los jefes tribales negros.

Una vez que consiguió el gran objetivo de instaurar la democracia constitucional en Sudáfrica, abrazó su consecuencia: conseguir la armonía racial. Todo lo demás estaba subordinado a esos objetivos primordiales. Cuando las circunstancias cambian, tienes que cambiar la estrategia y la mentalidad. Eso no es indecisión, es pragmatismo.

En muchos aspectos, el mayor acto de liderazgo de Mandela fue la renuncia a él. Cuando se convirtió en el primer presidente democráticamente elegido de una Sudáfrica libre, es probable que hubiera podido terminar su vida en el cargo si hubiera querido. Con toda certeza habría sido elegido por aclamación para un segundo mandato de cinco años. Pero él sabía que su verdadero trabajo consistía, como dijo Cyril Ramaphosa, en "fijar el rumbo, no en gobernar el barco". Así pues, en abril de 1995, cuando sólo llevaba un año de mandato, contestó: "Desde luego que no". Y no lo hizo. Ése fue un acto característico de liderazgo.

El liderazgo de Mandela y la lucha contra el apartheid tuvo muchos simpatizantes, uno de ellos Barack Obama. Al respecto, el presidente de Estados Unidos comenta:

"La primera vez que participé de manera activa en política fue durante mis años de la facultad, cuando me uní a una campaña en nombre del boicot económico y el esfuerzo para acabar con el apartheid en Sudáfrica. Ninguno de los obstáculos personales a los que me enfrenté cuando era joven puede compararse con lo que las víctimas del apartheid experimentaban a diario, y solamente puedo imaginar la valentía que llevó a Mandela a ocupar aquella celda durante tantos años."


"YO TENGO UN SUEÑO": LUTHER KING

King fue un activista y pastor baptista estadunidense del siglo XX. Nació el 15 de enero de 1929 en Atlanta, Georgia. Fue originalmente bautizado como Michael King Jr. (nombre de su padre), pero tras un viaje de la familia a Alemania, Michael King Sr. decidió cambiar su nombre y el de su hijo por Martin Luther King, en honor al teólogo Martín Lutero.

A los 15 años, King ingresó en el Morehouse College, universidad destinada a jóvenes afroestadunidenses de la que egresaría graduado en sociología tres años más tarde. Después, continuando con su búsqueda intelectual, se trasladó a Boston para especializarse en teología, graduándose a los 22 años de edad y doctorándose años más tarde. En 1954 fue nombrado pastor de la iglesia baptista de Dexter Avenue (en Montgomery, Alabama).

Su lucha contra la segregación racial detonó cuando en 1955 fue arrestada Rosa Parks por negarse a ceder su asiento de autobús a un blanco. Aprovechando su resonancia como pastor, King decidió iniciar una protesta no violenta contra la segregación racial en su ciudad, sugiriendo a la población negra no utilizar el transporte público hasta que ese tipo de manifestaciones racistas se erradicaran por completo.

El caso Parks trajo como consecuencia la fundación de una asociación, de la que King fue designado presidente. En 1963 hubo grandes enfrentamientos en Birmingham entre autoridades y grupos racistas y el movimiento negro de protesta no violenta, que llevaron a King a la cárcel, donde escribió documentos tan importantes como la "Carta desde la cárcel de Birmingham", más tarde recogida en el libro Por qué no podemos esperar, y de la que se transcribe una parte:

Hemos esperado durante más de 340 años a usar nuestros derechos constitucionales y otorgados por Dios. Las naciones de África y Asia se dirigen a velocidad supersónica a la conquista de su independencia política, pero nosotros estamos todavía arrastrándonos por un camino de herradura que llevará a la conquista de un tazón de café en el mostrador de los almacenes. Es posible que resulte fácil decir "Espera" para quienes no sintieron nunca en su carne los acerados dardos de la segregación.

Pero cuando se ha visto cómo muchedumbres enardecidas linchaban a su antojo a madres y padres, y ahogaban a hermanas y hermanos por puro capricho; cuando se ha visto cómo policías rebosantes de odio insultaban a los nuestros, cómo maltrataban e incluso mataban a nuestros hermanos y hermanas negros; cuando se ve a la gran mayoría de nuestros veinte millones de hermanos negros asfixiarse en la mazmorra sin aire de la pobreza en medio de una sociedad opulenta; cuando, de pronto, se queda uno con la lengua torcida; cuando balbucea al tratar de explicar a su hija de 6 años por qué no puede ir al parque público de atracciones recién anunciado en la televisión, y ve cómo se le saltan las lágrimas cuando se le dice que el "Parque de las Maravillas" está vedado a los niños de color; y cuando observa que los ominosos nubarrones de la inferioridad empiezan a enturbiar su pequeño cielo mental, y cómo empieza a deformar su personalidad dando cauce a un inconsciente resentimiento hacia los blancos [ . . . ] entonces se comprende por qué nos parece tan difícil esperar.

Casi un año después del comienzo del boicot contra los autobuses, la Suprema Corte de Estados Unidos declaró ilegal la segregación racial en cualquier lugar público. El éxito en Montgomery hizo famoso el nombre de King por el país, y cada vez eran más los seguidores y activistas que se unían a la lucha por la igualdad racial. En 1963, en pleno auge de su causa, encabezó junto a más de 200 mil personas una marcha sobre Washington en la que abogó por mejorar las condiciones de vida e integración de la población negra del sur del país. En esa protesta pacífica, la mayor que ha vivido la capital estadunidense y la primera protesta a escala nacional, recitó su famoso discurso "Tengo un sueño", en el que señaló: "No habrá calma ni tranquilidad en Estados Unidos hasta que se garantice a los negros sus derechos de ciudadanía.”

El 14 de octubre de 1964, con tan sólo 35 años, recibió el premio Nobel de la Paz (es hasta ahora la persona más joven en recibir esta distinción). King es considerado uno de los mayores líderes del movimiento por los derechos civiles de sus conciudadanos de raza de color; se entregó totalmente a favor de una sociedad integrada, luchando contra la segregación por medio de la resistencia pacífica.

Él no sabía cómo enfocar su lucha social. Intentaba con dificultad hacer compatibles dos elementos: el pacifismo natural del cristianismo y la revolución negra. Por fin encontró la solución a su problema en la vida y en la filosofía de Mahatma Gandhi.

Es importante recalcar y adoptar sus palabras sabias:

"En el proceso de ganar el lugar que nos corresponde, no debemos ser culpables de hechos censurables. No busquemos satisfacer nuestra sed de libertad con tomar de la taza de la amargura y del odio. Siempre tendremos que conducir nuestra lucha en el plano alto de la dignidad y disciplina.

"No podemos permitir que nuestras protestas creativas se degeneren en violencia física. Una y otra vez debemos elevarnos a las majestuosas alturas del encuentro de la fuerza física con la fuerza del alma.."

El 4 de abril de 1968 fue asesinado en un motel de Memphis por James Earl Ray.

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