lunes, 23 de diciembre de 2013

EDUCACIÓN CÍVICA E IMPLANTACIÓN DE LA MATERIA: CIUDADANÍA



Pese a que la educación es uno de los temas fundamentales para poder reconstruir a nuestro gran país, las acciones realizadas en esta área no han estado a la altura del problema por resolver.

Debemos implantar una educación cívica que tenga como principio básico o generador la procuración de una convivencia armónica entre los ciudadanos, así como la enseñanza relativa a los símbolos patrios, la legislación y la cultura nacional. Sobre todo, que se recuperen los valores perdidos que hoy tanta faltan nos hacen.

La labor de formación de ciudadanos comienza en tu casa, con la familia, y continúa en las aulas. Por tanto, tenemos que considerar lo siguiente:

-La escuela es el medio ideal para brindar el conocimiento, cambiar actitudes e impulsar el desarrollo y fortalecimiento de competencias ciudadanas que favorecerán la cultura de la legalidad entre los jóvenes, convirtiéndolos en generadores del cambio hacia una sociedad menos corrupta y con menores índices de delito.

-El periodo transcurrido entre la escuela primaria y el bachillerato es el más fructífero para formar a los próximos ciudadanos.

-José Saramago, premio Nobel de literatura, indica que el aprendizaje de la ciudadanía cobra plena dimensión en la universidad."

Asimismo, es prioritario llevar las escuelas a las zonas marginadas.

GRAN CRUZADA POR LA EDUCACIÓN CÍVICA

La educación en México se tiene que reconstruir en una educación formativa de civismo y respeto a la ley. Para ello, debe haber un gran pacto de todos los sectores, entre ellos el Instituto Federal Electoral (IFE) y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), por ello se propone:
Implantación de la materia de Ciudadanía.

Esta asignatura no existe actualmente en los planes de estudio de nuestro país, y no debe confundirse con la de civismo, hoy impartida en escuelas primarias y secundarias con el nombre de "formación cívica y ética".

Esta materia de Ciudadanía debe abarcar los siguientes temas:

EL CIUDADANO

Concepto del ciudadano

Reflexiones sobre el modo honesto de vivir

Derechos y obligaciones del ciudadano

CIUDADANÍA
Estudio del concepto de ciudadanía

Antecedentes históricos del concepto de ciudadanía

Concepción filosófica del concepto de ciudadanía

Ciudadanía e inmigración

Pertenencia con México

DEMOCRACIA Y CIUDADANÍA
El origen del poder político

Formas de democracia

Medios de comunicación y democracia

Sociedad y sociedad política

ESTADO DE DERECHO
Qué es el Estado de derecho

Las formas del Estado de derecho

La justicia

La cultura de la legalidad

La impunidad y la corrupción

Reglas de convivencia

EL HUMANISMO CÍVICO
El ser humano, persona y sociedad

El ser humano y los valores

El individuo y el ser social

Necesitamos que se genere una política pública de formación de ciudadanos y de ciudadanía para que las acciones del gobierno tengan cauce en estos rubros.

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martes, 17 de diciembre de 2013

FORMACIÓN DE CIUDADANOS



Toda construcción requiere de una sólida edificación. En efecto, las columnas del templo de Apolo, en Delfos —las que sostenían la frase "Conócete a ti mismo"—, eran suficientemente fuertes para sostener un gran principio, que trasladado a nuestro tema significa conocer qué es un ciudadano, qué puede hacer en su esfera propia y en el ámbito de los demás.

Una de las soluciones es la formación de ciudadanos y la activación de éstos, lo que conllevará una gran participación ciudadana que fortalezca los principios de una cultura de la legalidad, del Estado de derecho y de una cultura de respeto, fomentando el sentimiento de pertenencia a nuestro país.

Es imprescindible una cultura cívica que involucre a todos los sectores, tanto privados como públicos. La gran cruzada es la educación cívica de los ciudadanos. Debemos formar y educar ciudadanos; de otro modo, seguiremos en un estado primitivo.

Un país fuerte se compone de ciudadanos activos y participantes. No podemos ser simples observadores. Debemos formar parte de este gran movimiento, integrado por todos los que queremos un México mejor.

La construcción o formación de ciudadanos es una de las mejores herramientas en materia de prevención del delito, pues mientras más ciudadanos estemos del lado de la legalidad, habrá menos delincuencia.

La formación de ciudadanos es muy simple: actuar, participar, respetar las reglas de convivencia, ejercer nuestros derechos civiles, exigir a los funcionarios públicos rendir cuentas, asociarnos, formar grupos u organizaciones ciudadanas, denunciar las arbitrariedades e ilegalidades, etcétera.

Hay que recordar una vez más las palabras de Aristóteles: "La finalidad real de un Estado debe comprender la mejor moral de sus ciudadanos, ya que debe ser una asociación de hombres que vivan juntos para alcanzar la mejor vida posible"." Por ello, mientras no tengamos ciudadanos civilizados, no podremos avanzar.

La conclusión es clara: tenemos que formar, reconstruir y construir ciudadanos en los que impere un poco de virtud. La formación de ciudadanos no es una tarea titánica. Podemos realizarla si cada quien participa, de lo particular a lo general, de lo sencillo a lo complejo. He aquí algunas propuestas específicas.

EL SALUDO

Saludar es tan simple como transformar nuestros comportamientos o modos de conducta para poder convivir. Una acción de lo más simple ¿no crees?

El saludo es la unidad de base del reconocimiento de la existencia del otro. Demuestra el respeto en el sentido original del término ("respetar" deriva del latín respicere. Re: retorno o repetición, y specere: mirar). Está diciendo: "Te veo". Crea la relación entre yo y tú. Serial de reconocimiento, también confirma la pertenencia. Saludarse es decir: "Te reconozco como una persona que se me parece"."

Más claro: cuando subes a un elevador, muy poca gen-te saluda. Pero un saludo y una sonrisa no nos quita nada, no es medible económicamente. Debemos pensar y actuar en positivo.
Decir un "buenos días" verdadero es estar a la vez presente en uno mismo y en el otro; tener un proyecto con la persona."

LAS PALABRAS

Dice el ciudadano Juan Contreras:

Nuestro lenguaje debe ser constructivo; las palabras tienen el poder de ocasionar una guerra o de llevar a la paz. [...] Recuerde que si está discutiendo con alguien a quien ama, puede hacerlo con palabras constructivas y, qué mejor, con poco o mucho sentido del humor."

LA CULTURA VIAL

Otro hábito sumamente importante es la obligación de respetar las reglas de tránsito al usar nuestro vehículo. Es una necesidad contar con una educación vial que nos per-mita tomar conciencia de una conducción responsable, lo que nos lleva a promover buenos hábitos de manejo y a respetar las vías de comunicación.

REGLAS CÍVICAS Y AMBIENTALES

Las reglas de civilidad y ambientales que favorecen la convivencia deben ser respetadas. Ejemplos: no tirar basura, no dañar nuestro entorno, no fumar en lugares prohibidos, respetar el medio ambiente, no meterse a la fila cuando tomamos el metro, el taxi o en el cine; es decir, no hacer lo que no te gusta que te hagan.

martes, 10 de diciembre de 2013

LA RECONSTRUCCIÓN CIUDADANA


Es necesario aterrizar nuestra aventura ciudadana con algunas posibles soluciones, para que nuestro diálogo no sea puramente utópico, ni estas ideas se queden en el aire.

Para abordar este tema, tenemos que tocar las fibras de un asunto bastante delicado y espinoso: el actuar humano. Nuestro comportamiento suele sustentarse en reglas concertadas socialmente: el respeto al semejante, al prójimo, al vecino, a nuestra comunidad, a la autoridad. Todo esto quiere decir, en síntesis, convivir. Hoy las reglas de convivencia están siendo borradas de manera sistemática, ya que se actúa constantemente sin respeto a la ley y contra nuestros semejantes, llegando al extremo de no respetar la vida.

Dice el filósofo Heleno Saña:

En principio, todo hombre es capaz de amar por encima de todo, pero también de matar con la misma pasión, de crear pero también de destruir, de elevarse a las cimas más altas de la espiritualidad pero también de descender a las cimas más tenebrosas. O como Sófocles consigna en su Antígona: Hay muchas cosas terribles, pero nada más terrible que el hombre.

Retomo, asimismo, las siguientes palabras del filósofo y jurista penal alemán Gunter Jakobs: “El hombre es un animal peligroso e incontrolable”.

Quizá no sean tantos quienes quieren que nos carcoma el cáncer de la falta de Estado de Derecho, con sus dos grandes cabezas: la impunidad y la corrupción. Sin embargo, a pesar de su número relativamente reducido, parecen más fuertes por la pasividad de los demás. El narcotráfico es buen ejemplo de ello; porque aunque sea el problema más lacerante que enfrentamos en la actualidad, no es la única causa de los males que aquejan al país. Tenemos otro terrible ejemplo en la impunidad que rodeó a la muerte de cuarenta y tres niños en la guardería ABC de Sonora, y también están el desempleo y la miseria. Nada de esto último, por supuesto, es producto del narcotráfico.

No se necesita ser adivino para saber qué va a suceder si seguimos por el mismo camino. Es un hecho que uno de los obstáculos más grandes de los mexicanos es nuestra falta de respeto a las reglas, tratar de imponer la ley del más fuerte, la violación a la ley, la corrupción por ambición a costa de los demás, el enriquecimiento sin ningún freno. El problema de la obsesión por la riqueza es que justifica cualquier medio, ya sea secuestrando, robando, no pagando impuestos o, incluso, robando las arcas públicas. A todo esto se suma que los valores cívicos están por los suelos, y muchos mexicanos viven en la desesperanza y la incertidumbre por la falta de seguridad. ¿A dónde vamos?

Al problema del narcotráfico, que nada respeta, y de la delincuencia organizada desbordada en las calles de varios estados del país, se suman las desgracias ocasionadas por los fenómenos naturales del cambio climático. Todos somos responsables de los problemas que enfrentamos en el presente, y juntos debemos cambiar el rumbo.

ATACAR LAS CAUSAS

Debemos atender las causas que han motivado los padecimientos de nuestro país. Para mí, se ubican en cuatro grandes rubros: falta de Estado de derecho (es decir, impunidad y corrupción), pobreza, falta de educación cívica y pérdida de valores en la sociedad.

RECONSTRUCCIÓN CIUDADANA POR MÉXICO

A continuación, presento algunas propuestas para la reconstrucción de México. La tarea fundamental es la formación de ciudadanos, pues con ello restableceremos el Estado de derecho que dará la pauta para un nuevo pacto ciudadano partiendo de un humanismo cívico que vea por todos, y así podremos velar por los más necesitados y con ello México tendrá otro rostro.

El efecto dominó de esto da forma a una gran pirámide:

martes, 3 de diciembre de 2013

REDES SOCIALES Y OPINIÓN PÚBLICA



LAS REDES SOCIALES

Una de las herramientas con las que se está constituyendo el poder ciudadano hoy en día son las redes sociales. Al respecto el jurista español Javier Cremades señala:


“La voz del ciudadano ha encontrado en algunas tecnologías, canales para participar activamente en la configuración de la opinión pública, los consumidores, los accionistas, los estudiantes, los ciudadanos corrientes, en definitiva, son ahora más relevantes porque se han convertido en nodos de unas redes sociales cada vez con mayor influencia. Se está produciendo una transferencia de poder de las instituciones a las personas que actúan cooperativamente en red: es el nacimiento del Micropoder.”

El poder de las redes sociales ha demostrado tener un impacto importantísimo en las elecciones. Destacan los casos de Moldava y Barack Obama. Moldavia, y hoy la caída de las dictaduras del mundo árabe, la revolución  de los Jazmines. Moldavia es un país relativamente desconocido para México, pero la historia de cómo las redes sociales cambiaron el rumbo de su política es paradigmática:

Moldova, pequeño país de Europa Oriental, comenzó lo que se conoce como la revolución twitter. Las elecciones moldovas del mes de abril de 2010 no tuvieron mucho eco internacional. Hasta que un grupo de veinteañeros reunido en una cafetería, envalentonado por las arengas de la periodista Natalia Morari, decidió convocar a una manifestación a través de Internet para protestar por los resultados de las elecciones, que daban como ganador a la formación en el Gobierno, el Partido Comunista.

(…) “Esperaba que fuesen a quejarse unas doscientas personas”, cuenta Morari. Pero se quedó corta: la protesta se publicitó a través de Twitter y Facebook, y unas veinte mil personas recorrieron las calles de Chisinau, la capital, furiosas por la supuesta trampa de los comunistas. La marcha, que acabó en violentos incidentes, se convirtió en el símbolo de la primera revolución twitter.

La periodista Morari, que tiene ahora 25 años, cree que la falla de los Gobiernos radica en “subestimar las nuevas tecnologías”. Internet “hace un mundo más democrático. La democracia es imparable a través de la Red”, apunta.

El segundo caso es mucho más conocido, pues sucedió en Estados Unidos. Se trata de cómo Obama logró ganar la elección. Chris Sacca, abogado de profesión y uno de los autores intelectuales de la campaña que Obama desarrolló en redes sociales, señaló:

El poder de la web y las redes sociales reside en que los políticos y las marcas se ponen al mismo nivel que amigos y personas cercanas a través de plataformas como Twitter o Facebook.

El experto en medios sociales aseguró que los electores en Estados  Unidos estaban cansados de escuchar los mismos mensajes a través de los mismos medios, por lo cual las redes sociales significaron un cambio en el paradigma de las campañas políticas.

El Institute for Politics, Democracy & The Internet (IPDI) de la George Washington University realizó un estudio sobre “Political Influentials Online in the 2004 Presidental Campaign”. Los resultados han marcado un hito en el estudio de las influencias políticas, ya que, según las encuestas, la concentración de influencias entre los así llamados “ciudadanos políticos en internet (o “ciudadanos internet”) se disparó a sesenta y nueve por ciento.”

“El informe de IPDI se refiere a los ciudadanos internet como un grupo de personas que han definido la primera parte de las elecciones presidenciales estadounidenses y que, sin duda, ejercerán una gran influencia en el futuro. En buena medida, los ciudadanos internet no solo son ciudadanos que leen las noticias en Internet y que en ocasiones visitan una página web política, sino que se caracterizan por utilizar Internet para ejercer actividades políticas en pluralidad de formas.”

Y en el caso más reciente, la caída del mundo árabe de las dictaduras, donde las redes sociales sirvieron de comunicación a la ciudadanía.

Resulta sorprendente el avance de la tecnología en la política. La contienda electoral de 2012 se desarrolló en buena medida en las redes sociales.

LA OPINIÓN PÚBLICA

Quizá te preguntes por qué considero que la opinión pública es una herramienta de ciudadanización. Pienso que se trata de una gran fuerza que está a disposición de los ciudadanos, y de una forma de expresar el sentido de la colectividad o comunidad. Un ejemplo de la fuerza que tiene la opinión pública está en que nadie creyó las explicaciones que se dieron sobre la tragedia de la guardería ABC del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Sonora.

(…)

También Giovanni Sartori ha reflexionado mucho acerca del papel de los medios de comunicación en el mundo de hoy, y ha sido especialmente duro al criticar su responsabilidad en los procesos electorales. Para él, el poder electoral constituye per se una garantía mecánica de la democracia; pero la garantía sustantiva viene dada por las condiciones bajo las cuales el ciudadano obtiene la información y está expuesto a la opinión de los fabricantes de opinión. En última instancia, la opinión de los gobernados es la base real de todo gobierno.

lunes, 25 de noviembre de 2013

HERRAMIENTAS DEL PODER CIUDADANO



Ahora que ya sabemos qué es el poder ciudadano, el siguiente paso es conocer qué instrumentos están vinculados a él; es decir, las formas e instancias por medio de las cuáles podemos ejercerlo. Abordaré este tema comenzando con el análisis de la composición y estructura social; para terminar con los “Instrumentos del poder ciudadano”, será un poco más complicada, porque tratará de instrumentos legales que aún no están en vigor en nuestro país, lo que significa que en la actualidad no podemos acceder a ellos. Estos instrumentos, es importante saberlo, forman parte de la reforma política.

Comencemos por las estructuras sociales que son la base del poder ciudadano: el pueblo, la sociedad civil, la familia, la educación, las redes sociales, la opinión pública y la rendición de cuentas o acceso a la información.

En cuanto a los instrumentos legales que podrían dotar de verdadero poder a los ciudadanos, tenemos el referéndum, el plebiscito, la iniciativa popular, la revocación de mandato, las candidaturas ciudadanas, la segunda vuelta y la reelección.

EL PUEBLO

La frase, “Gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo” fue pronunciada hace siglo y medio más allá de nuestras fronteras por el famoso ex presidente estadounidense Abraham Lincoln.  La primera dificultad a la que nos enfrentamos, claro, es ponernos de acuerdo acerca qué es el “pueblo”. El sociólogo Pablo González Casanova tiene una propuesta muy interesante:

En castellano, desde la Edad Media se entiende por pueblo el conjunto de habitantes de una circunscripción política, como cuando se habla de pueblo de un país, de un reino. La gente, en cambio, es un conjunto de personas cualquiera. Existe, además, el uso de la palabra pueblo como sinónimo de población, por lo general aquella que no llega a tener la dimensión de la ciudad.

El pueblo, a su vez, supone también un conjunto, pero con la condición no sólo demográfica, sino más bien política, como cuando se alude al pueblo mexicano, estadounidense, venezolano, jamaiquino, etcétera (…) Pueblo es aquel conjunto de la población establecido en un determinado territorio, denominado también ciudadanos y que intervienen en los asuntos políticos del gobierno y del Estado, en cuyo beneficio se garantizan, establecen y reconocen determinados derechos y obligaciones.


Así, el pueblo somos todos los ciudadanos que intervenimos en la vida pública. La Constitución de nuestro país indica explícitamente, en su artículo 39, que la soberanía nacional reside en el pueblo y que el poder público debe ejercerse en beneficio de él, lo cual quiere decir que el poder soberano es del pueblo. No existe ningún otro poder por encima del pueblo. Ni un rey, ni un presidente, ni los diputados, ni los senadores, ni el ejército; ningún partido político, ni otro país, están por encima del pueblo mexicano, así de sencillo. Nosotros somos los soberanos, y por eso, insisto, el poder público debe ejercerse en beneficio del pueblo, de las ciudadanas y ciudadanos.

Quizá te preguntes, ¿por qué entonces no recibimos trato de soberanos? ¿Por qué algunos políticos pretenden que sigamos siendo sus súbditos, sin derechos, sin voz? Quisiera pensar que esos individuos son cada vez son menos, pero para que esto sea cierto debemos participar activamente en los asuntos del país. Hace no muchos años, en cambio, el presidente era el soberano, de hecho ejercía el poder de manera absoluta. El historiador Enrique Krauze describe perfectamente esta situación en su libro La Presidencia Imperial.

Un sistema democrático significa el gobierno del pueblo, como ya hemos reiterado. Pero como es evidente que no podemos gobernar todos al mismo tiempo, para que la democracia funcione debemos estar representados por otros ciudadanos, que ejerzan nuestra voluntad. La triste realidad, empero, es que hoy estamos pobremente representados, o no tenemos comunicación o diálogo con quienes nos representan. Son muy pocos los líderes políticos que se preocupan por los ciudadanos.
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martes, 19 de noviembre de 2013

EL PODER CIUDADANO



Hobbes describe así este poder:

“El más grande de los poderes humanos es el que está compuesto de los poderes de la mayoría, unidos, por consentimiento, en una sola persona natural o civil que puede usarlos todos según su propia voluntad –como es el caso en el poder de una república–, o dependiendo de las voluntades de cada hombre en particular –como es el caso en el poder de una fracción o de varias fracciones aliadas. Por tanto, tener siervos es poder; tener amigos es poder: son fuerzas unidas.”

Hobbes señala que entre todos los poderes del ser humano existe uno que es el más fuerte, el más grande y curiosamente está compuesto de los poderes de todos nosotros, es decir, de la mayoría.

NUESTRA DEFINICIÓN

Se trata de la asociación llevada a cabo a través del consentimiento. De acuerdo con esto, tenemos que, el poder ciudadano es la unión de la mayoría de los ciudadanos por consentimiento, para formar una sola entidad, que es la república, el país, el Estado. De ahí que la portada de este texto sea un mandala donde los ciudadanos estamos entrelazados, unidos.

¿Qué mejor momento que hoy para refundar a nuestro México? Sólo si la mayoría de los ciudadanos nos unimos, podremos curar sus heridas –como la crisis de valores que actualmente se vive en nuestra sociedad–; juntos podemos detener la violencia y el derramamiento de sangre de nuestros semejantes abatidos día a día; unidos podremos evitar la falta de Estado de derecho, la impunidad o la corrupción. Es necesario extirpar estos males de una vez, fortaleciendo el tejido social, que es ser ciudadanos mexicanos. Así fue como se actuó hace dos centurias, en el nacimiento de México independiente.

Para lograr esta refundación, se requiere la participación de la sociedad civil, basada en la concordia. Pero en estos tiempos, la situación es precisamente la inversa: confrontación y polarización.
De los políticos, ni de nadie, necesitamos más confrontación ni polarización en estos momentos. En cambio, requerimos la unión de todos los sectores de la sociedad civil para sacar a México de esta gran crisis.

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¿Para qué queremos el poder los ciudadanos? Para vivir en paz y en armonía. No en balde la filosofía ha intentado responder a la pregunta fundamental que subyace en toda idea política: cómo podemos convivir. Algunos ciudadanos han aventurado su propia respuesta, como Diana Mizrahi: para saber que merecemos un lugar digno de todo ser humano.

Los ciudadanos no queremos el poder para sembrar discordia, ni para confrontarnos entre nosotros, ni para rebelarnos, ni para hacer motín o sedición alguna. Estoy convencido de que el poder ciudadano es la mejor herramienta no sólo para combatir la crisis que hoy padecemos, sino también para evolucionar hacia un país de leyes.

Los múltiples acontecimientos preocupantes que hoy tienen lugar a lo largo y ancho del país, como la inseguridad, la desintegración de las autoridades municipales y la escalada abrupta de homicidios, nos hacen pensar que el destino del futuro de la nación se está complicando en forma severa. La descomposición social está alcanzando un nivel sin precedentes. No podemos permitir que nuestra sociedad se convierta en una sociedad fallida.

Si miramos al pasado, veremos que países como España –que vivió una guerra civil– o Alemania y Japón –casi destruidos como consecuencia de la segunda guerra mundial– se han levantado. Ya hace cien años que nosotros no padecemos un acontecimiento beligerante de tal envergadura. Y, sin embargo, a veces parece que en México vamos para atrás.

En términos claros no estamos experimentando progreso, sino decadencia y, peor aún, nos falta una visión de país, tanto a la sociedad civil como de la clase política que, vale la pena puntualizar, malgasta su fuerza y energías en atacarse unos contra otros. De este modo sólo fomentan la falta de unión de los mexicanos y lo que impera es la confrontación.

El poder por el poder no es lo que queremos los ciudadanos. Siempre lo hemos tenido, pero no lo hemos utilizado, por ignorancia, apatía o desesperanza. Antes, la decadencia no era tan aguda ni nuestra seguridad tan frágil; pero tampoco existían los movimientos ciudadanos de hoy, la participación ciudadana no era tan consciente de su entorno y de la problemática que vive el país. Éstas son señales positivas. Hoy más que nunca es necesario que participemos todos: gobierno y sociedad. Debemos trabajar juntos para contrarrestar la crisis y formar un México promisorio.

En pocas palabras, para evolucionar como país y despertar como ciudadanos.

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