martes, 10 de diciembre de 2013

LA RECONSTRUCCIÓN CIUDADANA


Es necesario aterrizar nuestra aventura ciudadana con algunas posibles soluciones, para que nuestro diálogo no sea puramente utópico, ni estas ideas se queden en el aire.

Para abordar este tema, tenemos que tocar las fibras de un asunto bastante delicado y espinoso: el actuar humano. Nuestro comportamiento suele sustentarse en reglas concertadas socialmente: el respeto al semejante, al prójimo, al vecino, a nuestra comunidad, a la autoridad. Todo esto quiere decir, en síntesis, convivir. Hoy las reglas de convivencia están siendo borradas de manera sistemática, ya que se actúa constantemente sin respeto a la ley y contra nuestros semejantes, llegando al extremo de no respetar la vida.

Dice el filósofo Heleno Saña:

En principio, todo hombre es capaz de amar por encima de todo, pero también de matar con la misma pasión, de crear pero también de destruir, de elevarse a las cimas más altas de la espiritualidad pero también de descender a las cimas más tenebrosas. O como Sófocles consigna en su Antígona: Hay muchas cosas terribles, pero nada más terrible que el hombre.

Retomo, asimismo, las siguientes palabras del filósofo y jurista penal alemán Gunter Jakobs: “El hombre es un animal peligroso e incontrolable”.

Quizá no sean tantos quienes quieren que nos carcoma el cáncer de la falta de Estado de Derecho, con sus dos grandes cabezas: la impunidad y la corrupción. Sin embargo, a pesar de su número relativamente reducido, parecen más fuertes por la pasividad de los demás. El narcotráfico es buen ejemplo de ello; porque aunque sea el problema más lacerante que enfrentamos en la actualidad, no es la única causa de los males que aquejan al país. Tenemos otro terrible ejemplo en la impunidad que rodeó a la muerte de cuarenta y tres niños en la guardería ABC de Sonora, y también están el desempleo y la miseria. Nada de esto último, por supuesto, es producto del narcotráfico.

No se necesita ser adivino para saber qué va a suceder si seguimos por el mismo camino. Es un hecho que uno de los obstáculos más grandes de los mexicanos es nuestra falta de respeto a las reglas, tratar de imponer la ley del más fuerte, la violación a la ley, la corrupción por ambición a costa de los demás, el enriquecimiento sin ningún freno. El problema de la obsesión por la riqueza es que justifica cualquier medio, ya sea secuestrando, robando, no pagando impuestos o, incluso, robando las arcas públicas. A todo esto se suma que los valores cívicos están por los suelos, y muchos mexicanos viven en la desesperanza y la incertidumbre por la falta de seguridad. ¿A dónde vamos?

Al problema del narcotráfico, que nada respeta, y de la delincuencia organizada desbordada en las calles de varios estados del país, se suman las desgracias ocasionadas por los fenómenos naturales del cambio climático. Todos somos responsables de los problemas que enfrentamos en el presente, y juntos debemos cambiar el rumbo.

ATACAR LAS CAUSAS

Debemos atender las causas que han motivado los padecimientos de nuestro país. Para mí, se ubican en cuatro grandes rubros: falta de Estado de derecho (es decir, impunidad y corrupción), pobreza, falta de educación cívica y pérdida de valores en la sociedad.

RECONSTRUCCIÓN CIUDADANA POR MÉXICO

A continuación, presento algunas propuestas para la reconstrucción de México. La tarea fundamental es la formación de ciudadanos, pues con ello restableceremos el Estado de derecho que dará la pauta para un nuevo pacto ciudadano partiendo de un humanismo cívico que vea por todos, y así podremos velar por los más necesitados y con ello México tendrá otro rostro.

El efecto dominó de esto da forma a una gran pirámide:

1 comentario:

  1. Hola, me gustaría agregar la recuperación de valores e incentivar una mayor participación ciudadana en favor de nuestras comunidades.

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