Escribe el politólogo
estadounidense Robert Dahl: "sería un grave error esperar demasiado de
cualquier gobierno, incluso de un gobierno democrático".
Ninguna forma de
gobierno, añade este profesor emérito de Yale, garantiza que los ciudadanos
sean felices, prósperos, saludables, sabios, pacíficos o justos. Incluso, en la
práctica, los ideales de la democracia siguen sin realizarse.
El ciudadano es el único que
puede conseguir su propia felicidad, la prosperidad, la salud y la paz.
Mientras
seamos cada vez más ciudadanos los que compartamos los mismos ideales, más
fácil nos será tener una comunidad más próspera, pacífica y feliz.
Los ideales
democráticos pueden no ser realidad todavía, como bien nos recuerda Dahl, pero
eso no impide encontrar serios beneficios en la democracia y ubicarla como la
alternativa más factible:
-La democracia ayuda a evitar el
gobierno de autócratas crueles y depravados.
-La democracia garantiza a sus
ciudadanos una cantidad de derechos fundamentales que los gobiernos no
democráticos no garantizan ni pueden, garantizar.
-La democracia asegura a sus
ciudadanos un ámbito de libertad personal mayor que cualquier alternativa
factible a la misma.
-La democracia ayuda a las
personas a proteger sus propios intereses fundamentales.
-Sólo un gobierno democrático
puede proporcionar una oportunidad máxima para que las personas ejerciten la
libertad de autodeterminarse, es decir, que vivan bajo las leyes de su propia
elección.
-Solamente un gobierno
democrático puede proporcionar una oportunidad máxima para ejercitar la
responsabilidad moral.
-La democracia promueve el
desarrollo humano más plenamente que cualquier alternativa factible.
-Sólo un gobierno democrático
puede fomentar un grado relativamente alto de igualdad política. Las
democracias representativas modernas no se hacen la guerra entre sí.
-Los países con gobiernos
democráticos tienden a ser más prósperos que los países con gobiernos no
democráticos.
De acuerdo con el filósofo y
economista Amartya Sen, la democracia enriquece de tres formas la vida de los
ciudadanos:
-mediante el ejercicio de los
derechos civiles y la libertad política, porque este sistema estimula –necesita,
de hecho– la participación de la comunidad en la vida política del país;
-gracias a la mayor atención de
la clase política a las demandas y necesidades de la ciudadanía;
-mediante el aprendizaje
recíproco de los ciudadanos, además de la ayuda a la sociedad para formar sus
valores y establecer sus prioridades.
MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y
DEMOCRACIA
Los medios de comunicación han
desempeñado un papel muy importante en nuestra democracia. Podría decirse,
incluso, que unos y otra se necesitan mutuamente, pues sin libertad de
expresión e información no hay democracia ni medios. Dichas garantías reflejan
de algún modo el grado de democracia vigente en un país.
En México, el ejercicio de las
libertades de que gozan los medios de comunicación es respetado en general. Aunque
de manera imperfecta e incompleta, la libertad de expresión e información está
presente entre los ejes de desarrollo que se han propuesto diferentes
instancias gubernamentales.
La labor de los medios es
imprescindible para cualquier régimen democrático. A fin de cuentas, a todos
los ciudadanos nos interesa saber qué hacen nuestros gobernantes y cómo
utilizan nuestros recursos.
El autor estadunidense Frank Bealey señalaba con
justicia lo siguiente:
"Sin conocimiento, la democracia es un sistema defectuoso".
"Sin conocimiento, la democracia es un sistema defectuoso".
Fernando Savater también
identifica a los medios como indispensables para el ejercicio de la democracia,
pues "configuran el espacio público en el que los ciudadanos se encuentran
virtualmente. [...] Lo que en la democracia ateniense fue el ágora [...] lo
constituyen hoy los periódicos, las televisiones, los radios, los blogs y el
internet".
Por su parte, William N. Nelson
opina que
lo importante en un sistema
democrático de gobierno no es que los procesos de toma de decisiones se realicen
públicamente. [...] La democracia requiere que la casa del poder sea una casa
de cristal, lo cual sólo es posible si su mecanismo decisorio actúa au grand jour, a plena luz del día.
Este autor recuerda que no en
balde se conoce a los medios como el "cuarto estado" (o poder), a
causa de la gran influencia que ejercen en la clase política y en la
ciudadanía. Los medios son, de hecho, la fuerza más poderosa de todas.
Una de las conclusiones más
evidentes y apremiantes que podemos sacar de ello es que los medios deben estar
desvinculados de los partidos e ideologías políticas. Es fundamental que se
presenten como defensores de la verdad y la objetividad.
Desafortunadamente,
esto no siempre sucede en nuestro país. Precisamente el reclamo de algunos
jóvenes universitarios fue la falta de democratización de los medios de
comunicación en el periodo electoral de 2012, lo cual dio nacimiento al movimiento #YoSoy132.
Algunos autores europeos señalan que, para que un sistema democrático
funcione, los medios deben:
-vigilar el entorno
sociopolítico, informando de aquello que pueda afectar, positiva o negativamente,
al bienestar de los ciudadanos;
-servir para el diálogo entre el
rico abanico de opiniones, así como entre los detentadores del poder y el
público en general;
-servir de mecanismo para exigir
responsabilidades a los que ostentan cargos públicos por la forma en la que
ejercen el poder;
-proporcionar incentivos para que
los ciudadanos aprendan, elijan y se comprometan con el proceso político, y
-resistir las fuerzas externas
que pretendan socavar su independencia, integridad y capacidad para servir a la
audiencia.
En resumen, los medios deberían
informar de manera honesta y puntual acerca de los asuntos de interés público.
Su papel es servir de lugar de encuentro del pluralismo político y social.
Si
cumplen la función que la sociedad les ha otorgado, podrían ser fundamentales
para ayudar a construir ciudadanía.
La concordia de todos los
mexicanos es el objetivo final, y para ello, un gran aliado son los medios de
comunicación.
En mi opinión, la construcción de
ciudadanía a través de los medios debe tener dos ejes centrales. El primero
deriva del mandato constitucional que establece al IFE (ahora llamado INE) como responsable de la
educación cívica de los mexicanos.
Propongo que los medios
contribuyan a la educación cívica, refrendando en su participación los valores
cívicos, y por qué no realizar programas en torno al ciudadano y la participación
de los derechos ciudadanos.
El segundo eje consiste en que
las televisoras den más espacio a la participación ciudadana.
Ciertamente ha
habido algunos avances en esto, pero se han quedado en debates de politólogos y
académicos, hay que llevarlo a nivel del ciudadano y que participen.
Lo que no ha sucedido a cabalidad
es que el ciudadano mismo participe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario