Especialmente significativo fue
el hecho de que el ex presidente Ernesto Zedillo Ponce de León entregara el
poder a Vicente Fox Quesada: un candidato de un partido que no era el suyo.
Así, Zedillo, a mi juicio, ha pasado a la historia como un demócrata, pues respetó
el voto de los ciudadanos.
La entrega del poder presidencial
a un partido distinto no tuvo costos para México, ya que la alternancia en el
poder ocurrió de manera pacífica: no hubo empujones, ni gritos, ni heridos, ni
inconformidad o impugnación alguna. Tampoco se recorrió ningún laberinto en el
Palacio Legislativo, para entrar ahí por la puerta de atrás a asumir el poder,
como sucedería seis años más tarde, y hoy el regreso del PRI a la presidencia.
Sin embargo, la actuación de
Zedillo le acarreó diversas críticas, en especial de su propio partido. Que el
ex-presidente actuó como un verdadero demócrata es inobjetable. Así lo cree
también Romero Apis, al señalar que las críticas se dirigieron a la condición
de militante de Zedillo, no a su calidad de presidente:
"Yo no cuestiono a un presidente
que en aras de la legalidad y en aras de la justicia democrática respeta los
resultados de los comicios; el asunto no es sobre Zedillo, el presidente, sino
sobre Zedillo el priísta".
Los conflictos empiezan cuando
algunos quieren apropiarse del poder que pertenece al pueblo. Así pues, muchos
se preguntan si la democracia no está gestionada en verdad por "mayorías
minorizadas" o cooptada por algunos grupos de poder. Para explicar por qué
surgen las elites de poder en un sistema democrático, el italiano Gaetano Mosca
elaboró una conocida ley, que el el también italiano politicólogo Giovanni
Sartori explica así:
Para la teoría de la clase
política de Mosca, "en todas las sociedades [...] existen dos clases de
personas: las de los gobernantes y la de los gobernados", y "la primera,
que siempre es la menos numerosa, [...] monopoliza el poder". El meollo de
la tesis de Mosca es que en el poder siempre hay una minoría (relativamente
homogénea y solidaria). La tesis no era, cuando fuera enunciada por primera vez
en 1884, inédita; pero elevada al rango de "ley" causa impacto; causa
impacto porque destruye la clásica tripartición aristotélica de las formas de
gobierno. Desde la perspectiva aristotélica, por la ley de Mosca, todos los
gobiernos son, siempre y en todas partes, oligarquías."
EL PODER DE LOS CIUDADANOS
La realidad sería muy sencilla si
estos grupos comprendieran que el poder es de nosotros, del pueblo, de los
ciudadanos. Nadie debe arrebatárnoslo, robarlo, apropiarse de él ni
secuestrarlo. Si queremos un México mejor, será necesario comprender que el
poder pertenece a los ciudadanos, no a un partido ni a una clase política; no
es de un sindicato, ni de ningún gremio, de una elite poderosa, ni tampoco de
los medios de comunicación. El poder real debería pertenecer a todos nosotros,
los mexicanos.
Nuestra incipiente democracia
tiene apenas más de diez años de existir y, como ya señalé, todavía hay quien
se pregunta si no era mejor vivir en la "monarquía republicana" en la
que estábamos sumidos.
EL DESENCANTO POR LA DEMOCRACIA
Es evidente que algunos
ciudadanos se han desencantado de la democracia. Justo el objetivo de este
capítulo es darte a ti, y al resto de las ciudadanas y ciudadanos, herramientas
para reflexionar acerca del avance y de lo que falta por hacer. Por cierto,
también valdría la pena reflexionar en los obstáculos que nosotros mismos
ponemos a la democracia: nuestra falta de concordia con nuestros compatriotas.
Al respecto, el filósofo,
escritor, matemático y sociólogo británico Bertrand Russell apunta:
La democracia, cuando es nueva,
nace de resentimiento contra los que poseían anteriormente el poder; pero en
tanto que es nueva es inestable." Será que como dice Russell ¿por los
pocos años de democracia que tenemos, es inestable?
Esta así llamada "crisis de
la democracia" no es exclusiva de México, por supuesto. Como bien apunta
el reconocido abogado español Javier Cremades, se ha hablado tanto de este tema
que ya se ha convertido en una frase hecha. Y es cierto que son muchos los
países que viven bajo —más bien soportan— regímenes no democráticos. Pero,
afirma este abogado, el consenso internacional coincide con la ya citada frase
de Churchill.
La polémica acerca de la crisis
de la democracia mexicana se desarrolla ya en múltiples foros, y la situación
parece ser bastante seria. De acuerdo con el Informe Latinobarómetro de 2009,
sólo sesenta y dos por ciento de los mexicanos creen en la democracia. Esto
ubica a nuestro país en el último lugar en el subcontinente. En Uruguay, por
ejemplo, la confianza en el voto libre y secreto cubre a noventa por ciento de
la población.
FACTORES DEL DESENCANTO
Entre los factores que pueden
influir en tal desencanto están la pobreza, el desempleo y la violencia: los
azotes de nuestro México. El propio Cuauhtémoc Cárdenas —quien fuera tres veces
candidato presidencial— hizo recientemente un recuento, a diez años de la
alternancia en el poder. En su opinión, ha habido algunos avances, como el de
que ya no sea el presidente quien decida los resultados en las urnas; pero
ahora es el dinero el que determina las posibilidades de ganar una elección,
pues los partidos tienen muy desdibujada su ideología y las autoridades
electorales están desacreditadas frente a la ciudadanía." Mientras
persistan estas condiciones en nuestro país, la participación ciudadana no será
factible.”
DEMOCRACIA Y CRIMEN ORGANIZADO
Por si la maltrecha democracia no
tuviera suficiente, a últimas fechas un desafortunado elemento ha contribuido a
empañarla: el crimen organizado.
El 28 de junio de 2010, apenas
una semana antes de las elecciones, Roberto Torre Cantú, candidato del Partido
Revolucionario Institucional (PRI) a la gubernatura de Tamaulipas, cayó
asesinado. Éste fue, sin duda, un duro agravio para ese partido, pero fue sobre
todo un ataque a la democracia.
Hoy con el regreso del PRI a la
presidencia de la República nacen inquietudes o interrogantes en cuanto al futuro
de nuestra democracia.
Para concluir, quisiera rescatar
la gran finura con que Juan José Linz, también profesor de ciencia política de
la Universidad de Yale, nos advierte contra la confusión de democracia y gobierno:
Gran parte del descontento de los
ciudadanos con el funcionamiento de la democracia en su país no es realmente por
el descontento con la democracia, sino con el funcionamiento del Estado. Tienen
alguna capacidad de reformarlo, pero la tarea de construcción del Estado es más
compleja, más lenta y difícil que la instauración de las instituciones básicas
de la democracia política. Ya Joseph Schumpeter, en su lista de cinco
condiciones para la democracia, mencionaba la existencia de una burocracia utilizable,
capaz y relativamente autónoma."
EL BINOMIO SOCIEDAD-ESTADO
Esta reflexión me hace pensar que
en lo que hemos fallado no ha sido la democracia, sino el binomio sociedad-Estado.
En mi opinión, la principal culpa podría recaer en la clase política — del
partido que sea— y los no ciudadanos.
Hace unos meses encontré una
frase que describe en forma lapidaria nuestra situación a una década del 2 de
julio de 2000: "De la alternancia al lodazal".
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