martes, 7 de enero de 2014

CONVERTIR AL GOBIERNO EN UN BUEN ADMINISTRADOR




Nuestro Gobierno se ha caracterizado, en términos generales, por ser un mal administrador. ¿Tienes alguna duda sobre ello?

Al respecto, tengo en mi libro Manual del Poder Ciudadano algunos ejemplos de gastos superfluos de Gobierno. Se trata de casos de 2010; sin embargo, todos estos aún siguen sin explicación:

Los mil quinientos millones de que gastó en cuatro años la Secretaría de Relaciones Exteriores en rentas y servicios (agua, luz, teléfono) de las representaciones diplomáticas en el mundo. (*)


Los excesivos gastos en publicidad de los gobernantes; por ejemplo, en la pasada elección, el gobierno del estado Nuevo León gastó en spots, "al menos 622.2 millones de pesos” (*)


Los 280 millones de pesos en la proyección de la nueva sede del Archivo General de la Nación. (*)


Las pérdidas de Petróleos Mexicanos (Pemex), en 2010, por 57 mil millones de pesos. (*)


Los 25 millones de pesos que fueron entregados por el gobierno de Ulises Ruiz, en Oaxaca, a funcionarios de la Secretaría de Salud estatal como bono de fin de sexenio. (*)

Yo habría utilizado la mitad del presupuesto de los 30 mil millones asignados al Consejo de la Judicatura Federal, en formar ciudadanos, ya que con ello en alguna medida se reducirían los conflictos legales.

Los 5,619 millones de pesos erogados por el entonces IFE en 2010, de un presupuesto de 8,631 millones, en gastos de operación. (*)

Los diez mil millones de pesos asignados al entonces IFE, mediante el presupuesto de egresos de la federación que en nada promueve la cultura cívica, mientras que los excesivos gastos de los partidos políticos quedan a fin de cuentas en propaganda que se destina como basura.

La creación por el viejo IFE de un fondo, de 354.2 millones de pesos, para renovar oficinas, como si el objeto social de esa institución fuera ser una inmobiliaria, "lo que incluso podría actualizar un delito. (*)

Las pérdidas de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público en facturas apócrifas, por 16 mil millones de pesos. (*)

Con estas sumas podríamos, por ejemplo, formar ciudadanos, hacer escuelas, hospitales, etcétera, ¿no crees?


CREAR OBSERVATORIO CIUDADANO DEL AUDITOR SUPERIOR DE LA FEDERACIÓN

Quizá no sepas que el Auditor Superior de la Federación es el funcionario encargado de revisar todas las cuentas públicas; es decir, quien supervisa cómo gastan sus recursos las dependencias del gobierno federal. Pues bien, en virtud de la pésima administración por parte de la clase gobernante, los ciudadanos deberíamos intervenir activamente en ella, pues el despilfarro de recursos no tiene precedente.

Propongo, así, la formación de un Observador Ciudadano de la Auditoria Superior de la Federación, que periódicamente, y con la ayuda de los medios de comunicación, muestre a la ciudadanía los derroches que eventualmente se cometan, buscando la reducción de esas prácticas.

Asimismo, sería deseable que pudiera darse parte a la PGR para realizar investigaciones sobre irregularidades detectadas por el Auditor Superior, pues como dice la ciudadana Leticia Varela "sólo hubo 11 consignaciones en 13 años".

PREFERIR EL BIEN PÚBLICO

Quisiera compartir contigo lo que Montesquieu llamaba amor a la patria:

la virtud pública es una renuncia a sí mismos, lo más difícil que hay. Se puede definir esta virtud diciendo qué es el amor a la patria y a las leyes. Este amor, prefiriendo siempre el bien público al bien propio, engendra todas las virtudes particulares, que consisten en aquella diferencia.

Efectivamente, lo que nos ha faltado en nuestro país es que todos pongamos el bien público sobre el bien propio.

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(*) Referencias en Manual del Poder Ciudadano, Océano Express, p 211-227

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