Los ciudadanos tenemos el
derecho, o prerrogativa, de votar. Pero también podemos ser votados para cargos
de elección popular, así como para cualquier empleo o comisión. Esto, claro,
siempre y cuando cumplamos los requisitos que establece la ley.
Cuando hablamos de cargos de
elección popular nos referimos a que cualquier ciudadana o ciudadano puede
competir para diputado, senador, presidente municipal, gobernador, jefe de
gobierno del Distrito Federal o, incluso, presidente de la República.
Con respecto a este derecho, el
analista político Ricardo Raphael señala los principios que lo certifican:
-Legalidad, lo que comprende que
los procesos electorales no deben fijarse arbitrariamente a favor de unos y en
detrimento de otros;
-Equidad, entendiendo que debe
haber las mismas oportunidades para todos los participantes, y
-Transparencia, que sirve para
que los electores tomen conciencia de las propuestas.
Tenemos entonces que si cualquier
ciudadano puede postularse a un cargo de elección popular, deberían permitirse
las candidaturas ciudadanas, aquellas que se lanzan sin el apoyo de ningún
partido político. El fundamento de este derecho se encuentra en la ley misma.
Sin embargo, eso no necesariamente sucedía en nuestro país, donde se habían
implementado toda clase de trabas para que tal cosa no ocurra. Así se vio en el
llamado "caso Castañeda".
LA GENERACIÓN DEL “SÍ”
El IFE desechó el registro de
Castañeda como candidato independiente con base en disposiciones del Código
Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales. Según esas
disposiciones, sólo los partidos políticos pueden registrar candidatos a puestos
de elección popular. Esto contradice claramente el texto de la Constitución, la
cual señala que es un derecho de los ciudadanos ser votados en todos los cargos
de elección popular.
El caso Castañeda nos lleva a
reflexionar seriamente en la necesidad de una reforma que nos permita votar por
ciudadanos con independencia de los partidos políticos, éstas son las tan
mencionadas candidaturas ciudadanas. Sólo de este modo existe congruencia con
lo que dicta la Constitución. Pero para que esto suceda, los legisladores deben
dar vida a esa norma, lo que aconteció con la Reforma Política de 2012.
En la propuesta de reforma
política que el entonces presidente Felipe Calderón presentó a las cámaras, a
finales de 2009, se incluyó la creación de la figura de candidatura
independiente para todos los cargos de elección popular. Apoyando esta reforma
surgió una corriente de intelectuales, periodistas y otros ciudadanos llamada
"Generación del sí". Esto, contra la tendencia al "no" que
se reflejaba en la parálisis legislativa. Como veremos más adelante, ésta sí se
aprobó.
CANDIDATURAS CIUDADANAS
Al modificarse la fracción
segunda del citado artículo 35 constitucional, con motivo de la Reforma
Política de agosto de 2012, permitió que los ciudadanos que pretenden competir
por un cargo de elección popular, puedan postularse de manera independiente,
sin pertenecer a partido político alguno. Esta adición derrumbó el dique que,
en 1946, se había implantado respecto a la exclusividad de los partidos políticos
para postular candidatos, de ello hablaré más adelante en el apartado de la
reforma política.
EL DERECHO DE ASOCIARNOS PARA PARTICIPAR EN LA POLÍTICA
El derecho a unirnos con otros
que compartan nuestras inquietudes y a trabajar por realizar un proyecto en común
tiene su origen en la creación, por el ser humano, de las primeras agrupaciones
sociales, como la familia, las tribus, etnias, comunidades y demás. Ese
espíritu no se ha perdido, y nuestra aventura ciudadana cobra dinamismo gracias
al derecho a asociarnos.
La primera reglamentación de este
derecho proviene de la antigua Grecia. Fue obra de Solón (630-560 a.C.) , quien
ha sido llamado "una leyenda que no se puede desdeñar"." Solón
fue no sólo uno de los siete sabios del mundo griego, sino también uno de los
legisladores más brillantes de todos los tiempos, lo mismo que precursor de la
democracia participativa. Propició que cada ciudadano interviniera
conscientemente en la toma de decisiones de la comunidad.
EL ESPÍRITU DE SOLON
A Solón le debemos la
reglamentación que permite a las asociaciones o consejos ciudadanos que hoy
crecen día a día en nuestro país.
Actualmente hay legisladores que
están a favor de la participación ciudadana, mientras que otros preferirían
relegarnos de la vida política nacional. Hace falta que estos últimos se
contagien del espíritu de Solon para que impulsen reformas que nos brinden a
los ciudadanos instrumentos legales de participación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario