jueves, 6 de febrero de 2014

SI NUESTRO PAÍS HABLARA...



El camino que estamos recorriendo en nuestra aventura ciudadana nos ha mostrado algunos letreros que nos orientan en direcciones diferentes: identidad, igualdad, pertenencia, leyes y derechos, y hasta la justicia social ha salido a colación. Todos estos conceptos son en realidad herramientas orientadas hacia un objetivo fijo y claro: convertirnos en verdaderas ciudadanas y ciudadanos. Pero: ¿para qué tomarse la molestia de serlo?, podría preguntarse alguien, con tantos problemas a que nos tenemos que enfrentar. La respuesta es fácil: para ponernos a la altura de nuestra gran nación, México.

Abundemos en el sentido de pertenencia. El diccionario la define como “hecho o circunstancia de formar parte de un conjunto, como una clase, un grupo, una comunidad, una institución, etcétera. Dicho así, suena bien, pero ¿no crees que vale la pena profundizar más? Por ejemplo, ¿has reflexionado qué implica en realidad "pertenecer"? ¿De qué manera se puede pertenecer a algo?

PARTICIPAR Y PERTENECER

El filósofo español Fernando Savater opina que hay dos maneras de formar parte de un grupo social: participar y pertenecer. Estas maneras a veces se dan por separado, y otras aparecen juntas. Pertenecemos a nuestra familia y sentimos responsabilidad hacia ella, por lo general de modo espontáneo, "sin demasiado juicio crítico"; pero también podemos pertenecer a un equipo de futbol, independientemente de sus resultados. Para bien o para mal, formamos parte de estos conjuntos y estamos dispuestos a justificarlos de manera incondicional, escribe Savater."

En cambio, cuando hablamos de participación, hablamos de una relación más deliberada y voluntaria. Participamos en un grupo social porque así lo hemos decidido, no por lealtad, y conservamos nuestro juicio crítico ante él. Participamos en un grupo cuando asistirnos a un club, nos unimos a una red social o decidimos tomar alguna clase. "En la pertenencia a un grupo lo que cuenta es ser del grupo, sentirse arropado, identificado con él; en la participación lo importante son los objetivos que pretendemos lograr por medio de la incorporación al grupo: si no los conseguimos, lo dejamos."

Marshall, a su vez, también define la pertenencia como un sentimiento en el que está involucrada la lealtad a un grupo. “La ciudadanía requiere un vínculo de unión distinto, un sentimiento directo de pertenencia a la comunidad basada en la lealtad a una civilización que se percibe como patrimonio común".

Al hablar de ciudadanía, la diferencia entre pertenencia y participación se vuelve relativa, difícil de establecer. La clave para comprender que ciudadanía implica al mismo tiempo pertenencia y participación puede encontrarse en las siguientes palabras de Marcos Fastlicht, activista ciudadanos ex presidente del Consejo de Participación Ciudadana de la Procuraduría General de la República (PGR): 

Ciudadanía es pertenencia activa; igualmente, esta noción propone la idea de pertenencia, vinculación y membresía a una determinada comunidad, entre cuyos miembros se establecen relaciones de interdependencia, responsabilidad, solidaridad y lealtad. En esta dirección. "yo soy parte de" en la medida en que me siento y me comporto como parte fundamental de la sociedad, mereciendo respetos generando responsabilidades.” 

Pertenecemos cuando formamos parte de, y nos identificamos con un grupo. Sentimos obligación y lealtad hacia la familia, nuestro club de futbol, nuestros amigos. Nos debemos a ellos. Para participar, en cambio, es necesario que aceptemos voluntariamente regimos por una estructura institucional y cumplir nuestras obligaciones y derechos ciudadanos. La participación es, pues, una actitud sociopolítica.

FALTA DE PERTENENCIA...

¿A dónde nos lleva toda esta disertación, te preguntarás? Es fácil percibir que el sentido o sentimiento de pertenencia, de identificación con México se ha fragmentado, y el problema del narcotráfico es perfecto ejemplo de ello. Hoy en día existen comunidades y municipios, cuyos habitantes, o al menos algunos de ellos, se sienten más identificados con un determinado grupo delictivo, pues en apariencia éste satisface necesidades que no pudieron ser resueltas por el Estado. Así, el número de individuos pertenecientes a un grupo, clan, banda o cártel dedicado a delinquir continúa aumentando.

Por supuesto que la falta de sensación de pertenencia va más allá del crimen. En enero de 2010, Felipe Calderón declaró: "Yo nunca he escuchado a un brasileño hablar mal de Brasil, y sí he escuchado a muchos mexicanos hablar mal de México en el mundo". Este mal parece haber calado en numerosos sectores sociales. Sin embargo, su relación con el aumento del crimen, y en particular del crimen organizado, es hoy tema de debate nacional; ya se habla incluso de un "Estado fallido". Para mí, resulta evidente que aún no hemos llegado a este punto, pero también, por desgracia, que algunos municipios o poblaciones, al carecer del sentido de pertenencia a las instituciones, se están desintegrando. El problema es que, como afirma el teórico noruego Jon Elster, sin confianza en las instituciones, las leves y reglas no sirven para nada, pues son justamente las instituciones las encargadas de velar porque los individuos y grupos sigan esas regias.

¿A dónde conduce esto? Directo a un "estado de naturaleza". Cuando las autoridades municipales dejan de funcionar o son cooptadas por grupos criminales, la comunidad entera cae en una situación de anarquía. El investigador político José Antonio Crespo, citando al filósofo Thomas Hobbes, describe el “estado de naturaleza" de esta manera: 

Cada individuo es libre de hacer lo que le venga en gana pero, por lo mismo, estará expuesto a los abusos de los demás. Es una situación de "anarquía" (etimológicamente, "sin poder"), donde prevalece la "ley de la selva" o del más fuerte, situación que puede despojar a los más débiles de sus posesiones, libertad o vida. En esta condición cada individuo tratará de protegerse de los demás, pero como no tendrá la fuerza suficiente para ello, además de estar en una situación permanente de inseguridad, inquietud y temor, en cualquier momento podrá sucumbir al asalto de sus congéneres. 


El ÁGUILA NECESITA DESPERTAR...

Insistimos: el sentido de pertenencia a nuestro México debe fortalecerse. Este vínculo de pertenencia —o sentimiento, como decía Marshall— tiene que ejercitarse mediante la participación ciudadana. En consecuencia, nuestros pensamientos, actos y palabras sobre nuestra gran nación, México, deben ser positivos, puesto que, en caso contrario, cortamos consciente o inconscientemente los hilos de nuestra pertenencia o unión con México. Ahora bien, por qué no mejor hacemos el ejercicio a la inversa, vale la pena preguntarnos. ¿y si nuestro país hablara de nosotros, qué diría? Podrás tener algunas respuestas, pero una sensata sería que lo que sucede es que hay muy pocos ciudadanos mexicanos, dado que la mayoría son habitantes adormilados que deben despertar. El águila necesita despertar, el ciudadano tiene que despertar.

Lo anterior me hace recordar estas palabras de Mahatma Gandhi: 

Cuida tus pensamientos

porque se volverán palabras.

Cuida tus palabras

porque se volverán actos.

Cuida tus actos

porque se volverán costumbre.

Cuida tus costumbres

porque forjarán tu carácter.

Cuida tu carácter

porque formará tu destino.

Y tu destino será tu vida....

Siguiendo los principios de este líder, si cuidamos nuestros pensamientos, palabras, actos y costumbres a favor de nuestro país, el destino será tener un México sano y fuerte.

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